sábado, 24 de septiembre de 2011

Por un simple tropezón...

¡Hola! Ya estoy aquí después del verano, pero no con muy buenas noticias. El jueves me caí de Cayetana (por segunda vez). Cayetana no puede galopar detrás de otro caballo porque lo muerde y se cabrea. Yo iba con Cayetana, delante iban Tequila y Gandalf, pero como unos diez metros por delante (la distancia normal son dos metros), entonces en la curva de la C (el picadero tiene letras para indicar los cambios de sentido, etc.), se salió de la pista y se tropezó con un cono y se cayó al suelo. De no sé qué manera me caí delante de ella y, al impulsarse Cayetana para levantarse, sin querer me pisoteó los brazos. Ella siguió galopando y se cayó por segunda vez, se dio un coscorrón contra la pared y se hizo un corte en la pata. Mientras tanto, yo me puse de rodillas y me miré el brazo izquierdo, lo tenía hinchadísimo, ¡como si tuviera un huevo dentro!
En el momento nos fuimos al Hospital y mi buena amiga Alicia, que montaba a Tequila, se vino conmigo y me dio ánimos durante todo el rato. Todo el mundo fue muy amable en el Hospital; me hicieron una placa y a las dos horas Alicia se tuvo que ir. Me quede sola con mi padre "rezando" para que no me pusieran escayola. Al cabo de unas horas vino mi madre y aún esperamos mucho más. Fuimos a comer algo a la cafetería y cuando volvimos aún tuvimos que esperar. Me llamaron a las doce menos cuarto de la noche y me dijeron que no estaba roto y que no había que enyesar. Me puse a dar saltos de alegría. En total fueron cinco horas en el Hospital. La médica me recetó una medicina asquerosa.
¡Y todo por un simple tropezón!